El arte no solo es un medio de comunicación y creatividad, sino que también juega un papel fundamental en la salud mental de los jóvenes. En los últimos años, se han realizado múltiples estudios que destacan cómo la participación en actividades artísticas puede reducir los niveles de ansiedad y estrés, aumentar la autoestima y fortalecer la capacidad de resiliencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la música, la escritura creativa y las artes visuales pueden actuar como herramientas terapéuticas eficaces, especialmente en un contexto donde los problemas de salud mental en la juventud han ido en aumento. En 2019, la OMS ya indicó que las actividades artísticas no solo tienen un impacto positivo en la salud mental, sino que también pueden mejorar la calidad de vida en general.
Además, instituciones educativas y centros culturales están incorporando cada vez más espacios dedicados a la expresión artística como parte de sus programas de apoyo emocional. En países como Reino Unido y Canadá, se han implementado estrategias nacionales para integrar el arte en los sistemas de salud y bienestar juvenil, con resultados positivos en la prevención y tratamiento de trastornos emocionales.
Fomentar el acceso a la expresión artística en entornos educativos y comunitarios es una apuesta clave para el bienestar emocional de la juventud, ofreciendo herramientas para canalizar emociones, desarrollar habilidades sociales y fortalecer la identidad personal.
